sábado, 7 de junio de 2014

Vuelvo.

Sí, regreso a mi escondite, a mi pequeño refugio, y vuelvo para contaros que hay una persona. Sí, existe alguien. Existe un alguien para quien yo soy su refugio. Alguien que me escucha hacer los ejercicios de química a las doce de la noche (o más). Una persona que sabe calmar crisis de ansiedad y nervios preexamen, que sabe calmarme. Una individua única en su especie que sabe sacarme sonrisas, hacerme llorar, cabrearme, dar brincos y "grititos" de felicidad y hasta conseguir que ame los pogos. Alguien que hace parecer la vida menos mala si la compartes con ella. Una tipa que se recorre media ciudad cada vez que la necesito y si no puede hacerlo se derrumba. Una personita que si pasa una semana sin verme, me manda una carta jajaja. Una señorita con la que no tengo que ser señorita ni nada; solo ser YO MISMA. Alguien por quien daría el mundo. Un ser humano, más compasivo y comprensivo de lo normal, que sonríe si sonrío y si lloro...bueno, si lloro pues Smöoy. Una amiga. De esas de "llama a cualquier hora si me necesitas que lo cojo" (y lo cumple la muy imbécil, tengo suerte, mucha); de las que te aguantan de compras aunque lo odien y te dicen que algo te queda fatal aunque tú te veas fantabulosa; de las que saben escuchar, hablar y también mantener silencios. Yo no lo llamo mi mejoramiga porque no lo es. No es mi mejor amiga, es algo por encima de todo, sin etiquetas, algo especial, nuestro, nuestra bobada.
Se llama María de las Heras. Es (la) lo mejor del mundo. Y tengo la suerte de ser un cachito de su hogar.
                                     Gracias