lunes, 25 de julio de 2011

Un texto sin más

Me levanto, son las once y media de un hermoso día de verano. Camino despacio, descalza, por el pasillo. Llego al espejo del baño y sonrío, estoy despeinada pero aún así, me gusto. Me miro la tripa, las piernas, los brazos, el culo, si lo consigo esta vez será genial. Veo a mi mami, le doy un beso, le cuento la pesadilla de esta noche y se baja a trabajar. Enciendo el ordenador: blogs, tuenti y musica. Hoy un disco de La Oreja de Van Gogh que será la banda sonora de todo mi día. La habitación está desordenada pero así me siento a gusto. ¿Planes para esta tarde? Aún ninguno, a lo mejor piscina o a lo mejor viveros o quién sabe si nos quedaremos en casa. Anoche me quedé hasta las tres hablando, las conversaciones no eran algo fuera de lo normal pero me mantuvieron entretenida.
Ayer me puse a pensar. Me sorprendieron con un mensaje que yo ni esperaba y consiguieron hacerme reflexionar. Es cierto, tengo unos amigos increíbles. Además cada uno tiene algo que le hace especial diferente a cualquiera que se pueda encontrar por ahí. Algunos me ha costado años conseguirlos, a otros los he conocido y los he aprendido a querer como necesitan en pocos meses, otros aún no son algo muy importante en mi vida pero poco a poco van entrando, pero todos son capaces de sacarme una sonrisa de vez en cuando.

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