El otro día, estando en casa de unos amigos, vino una prima suya. La niña tiene tres años, papa noel la había regalado un baúl lleno de disfraces uno de ellos era de hada (los demás eran parecidos, todos eran de hada o de princesa) ella se puso el difraz se coloco las alas cogió la varita y saltando por toda decía que convertía cada mueble en una cosa diferente, pero todas ellas eran cosas preciosas: ponis, gominolas, coronas, vestidos de hada, y el resto de cosas que le gustan a una niña de su edad. Al cabo de un rato de observarla me tumbe en el sofá y la cojí en brazos, la senté en mis rodillas y las doblé de tal forma que pudiese tirarse desde ellas a mi estómago como si fuese un tobogán. Después de haberse tirado unas 20000 veces paró y empezamos a jugar a las palmas como cuando yo tenía unos 7 años, la enseñé un juego y nos pasamos así un montón de tiempo. Cuando me iba a ir, de mi boca habían salido unos mil millones de sonrisas y todas ellas de verdad, la fui a decir adios y se agarró a mi cuello, NO QUERÍA QUE ME FUESE Y YO TAMPOCO QUERÍA IRME ELLA ME HABÍA HECHO SONREÍR MÁS QUE NUNCA.
GRACIAS CELIA
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